Una mala cosecha

Cerca de Dublín, Irlanda existía una pequeña ciudad campesina, Cork, donde vivía Herkinz Balds, solo y con pocos recursos para sobrevivir.
En otra región cercana vivía Gatz, su primo rico. Entre sus obreros tenia a una chica que hipnotizaba con su belleza, Kyra. Balds odiaba mucho a la campesina, pues pensaba que había llevado a la muerte a su padre, cuando Balds tenía 9 años dejándolo solo. Desde entonces, en 30 largos años, se dedicaba a cultivar y a planear su venganza para la chica.

En una tarde, desocupado de sus labores de campo, tuvo una relampagueante idea: meterse entre los trabajadores de su primo para acercarse a ella. Dentro de la granja de Gatz se frecuentaba mucho a Kyra para conquistarla. Todo iba de maravilla, pues en tan solo 4 meses Balds se casó con ella y la llevó a vivir a su casa.

Balds nunca la llegaría a amar, en su mente crecía la semilla del rencor que contaminaba todos sus pensamientos. Un buen día, Balds vio a su victima durmiendo sobre un montón de paja en el granero, aprovechando la mejor oportunidad que hasta entonces se le había presentado, tomó un rastrillo con el que trabajaba su tierra y sin pensarlo lo clavó en el pecho de Kyra recorriéndole el cuerpo, matándola al instante.
Balds extasiado por el crimen observó una collar que reposaba en su desgarrada garganta y su curiosidad lo hizo tomarla y abrirla, al ver la foto dentro de la joya se le palideció el rostro, y sin pensarlo tomo el arma de su crimen y lo incrustó en su pecho, terminando con la repugnancia que sentía por haber matado a su madre.

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